El valor del trabajo lo determina el esfuerzo que pone una persona en él. Y eso, lo crean o no, se nota.
Y en el periodismo se está notando que un grupo de mandriles está acabando con la profesionalidad de mucha gente altamente cualificada. De gente que lo único que querían era difundir las noticias, dar a conocer la realidad del día a día, de lo que en sí conforma su trabajo. Hacerse ESCUCHAR por la población, y hacerlo con gusto y seguridad, sabiendo que están haciendo, al fin de cuentas, SU TRABAJO. Ni más ni menos.
Y parece ser que ahora cualquier cosa vale. Bueno, no, me corrijo, cualquier cosa no, cualquier MIERDA que pueda "sustituir" a los que una vez intentaron ganarse el pan suyo de cada día, y de la mejor manera posible. Cualquier porquería que, en vez de HACERNOS CONSCIENTES DE- nos DISTRAIGA. Es la mejor manera de insultarnos, sí señor, ahora somos como monos de feria a los que hay que entretener.
Pero no. No somos el reflejo de la oligarquía implantada. Los que escuchamos, no somos demagogia.
Esta página es en honor a los valientes que han intentado callar mandándolos a la calle de manera vil y rastrera, con argumentos que ya ni el más inocente se atrevería a creer.
No es un minuto de silencio. Es un minuto de protesta por aquellos que no serán silenciados por nadie. Es una manera más de hacer justicia. Así que aunque de momento no sea mucho, ofrezco toda mi consideración y respeto a los periodistas Juan Ramón Lucas, Ana Pastor, Toni Garrido, Javier Gallego, y a todo el equipo radiofónico que ha estado trabajando con ellos día a día y que también han tenido que sufrir las consecuencias de tener un gobierno de pandereta. Mi más sincera enhorabuena por la audiencia que habéis conseguido y que nadie os quitará.
Y no preocuparse. Esto es el principio del final.
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